Desolación
Crece la noche en su fragor secreto de resinas, como un hilo de sangre en la espesura, crece la noche sin otra voz que el sordo murmurar del tiempo. La luna eclipsa su presencia y como sombra tenue se posa entre las ramas desoladas, en los oscuros quicios de las puertas, en los senderos olvidados donde la luz naufraga de nostalgia. Un preludio de alas anuncia el vuelo de la tarde y mientras crece la noche, yo escucho la canción de los crepúsculos, la voz oscura del misterio que enreda sueños en el telar vicioso de las horas y mece entre los mágicos follajes, las larvas del silencio.
Cristina Maya
23.03.11
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