Por tu voz entiendo el secreto de las flores. Pues la dulzura en que me pones, tiene mucho de savia y más de sabiduría descurriendo por mis sienes.
Ese saber que me transmites, donde caigo cuando me hablas, y enamoras hasta las piedras haciendolas mansas a mis pies. Que sin ti Varias veces, en ellas tropiezo por pura torpeza o descuido.
Ya ves pues, corazón, que yo idolatro la urgencia de tu voz hecha una floristeria de color detenido y joven. Tan adicto soy a tu dulzura que peno en una bomboneria si tu no disfrutras de nuestro amor.