Muchos piensan que para escribir una carta de amor hay que estar enamorado pero yo no pienso eso, es por ello que te escribo a ti, mi mejor amigo, la persona por la que sería capaz de entregar mi vida. Eres muy especial, compartimos nuestra amistad, buenos y malos momentos, risas, llanto, trabajo, ocio, hobbies, etc…todo menos la alcoba.

Cada mañana me despierto pensando en ti y cada noche antes de acostarme necesito mandarte ese mensaje con el que doy gracias a Dios de haberte conocido a la vez que te agradezco todo lo que haces por mí y el tenerte tan cerca pese a la distancia.
No hay tristeza que no quiera compartir junto a ti porque sé que recibiré cariñosos y casi siempre, sabios consejos.

Lo mismo me ocurre cuando recibo una buena noticia y es que siento la necesidad de llamarte y compartir contigo todo lo ocurrido.
Siempre que te veo me dan ganas de abrazarte, si lo hago con discreción es por respeto a los tuyos. Tu sonrisa siempre me contagia y provoca la mía.
Te recuerdo en los momentos más importante de mi vida. Primero como una persona conocida y luego como lo que eres, mi mejor amigo.

Siempre estás ahí, me aguantas mis tonterías, me escuchas siempre que te lo solicito, me haces reír cuando no tengo ganas ni de hablar. Eres la única persona que ha sido capaz de levantar mi autoestima, el que me ha orientado en mi trabajo, el que ha compartido conmigo mis últimos 1.500 días de mi vida.
Cuando recibo un mensaje, mi primer deseo es que sea tuyo. Cada día espero ese momento de poder hablar contigo, ese rato en el que nos preguntamos mutuamente por nuestro día y en el que charlamos sobre nuestras cosas. Me encanta cuando me haces reír pese a que ni tú mismo tienes ganas. Te preocupas por mi como nadie lo había hecho antes.

Si un día no me llamas, siento como si me faltara el aliento. Cuando sé que estas de viaje, sólo hago pensar en ello… no me gusta que pases tantas horas en el coche.
Tu forma de ser es envidiable. Siempre tienes una sonrisa, tu sonrisa casi perfecta, en el momento oportuno. Cuando te veo mi corazón recibe un vuelco. Me encanta escuchar a tu madre contándome cosas sobre ti cuando eras un niño. Envidio a tu mujer de pensar que ha podido disfrutar de ti momentos únicos que yo, por el tiempo y las circunstancias no he podido disfrutar. Cuando veo tus fotos, tus recuerdos me siento orgullosa de conocerte y siento un placer que muchos sé que envidian.

Me encanta verte en situación relajada. Tus piernas cruzadas sobre el sillón, verte como se te arruga la frente, tus hoyuelos propios de los mofletes cuando sonríes ampliamente sin forzar, la mirada profunda cuando hablas conmigo en confianza y la mirada perdida cuando desconectas por algunos segundos del mundo banal.
Tu dolor es mi dolor. Si estás triste siento que el día no ha amanecido como te mereces. Sabes que sufro junto a ti las injusticias y que sollozo de alegría con tus éxitos, que no son pocos.

Me deleito viéndote disfrutar con un puro y cada vez que te veo con una copa balón me alegro porque sé que eso quiere decir que estás a gusto.
Cuando abro el correo y veo que tengo un e-mail tuyo me siento una afortunada por ello porque eso implica que una vez más, te has acordado de mi. Valoro cada momento compartido y vivido contigo como un momento único porque así es para mi. Me gusta celebrar junto a ti mis victorias y llorar mis derrotas, esto por desgracia se produce con más frecuencia. Siento miedo a veces de perderte, pero cada día me une un lazo más fuerte que me ayuda a pensar que mi amistad contigo puede ser eterna. En un par de ocasiones soñé que te perdía y fue tan grande mi dolor que lloré como cuando tienes una terrible pesadilla.

Te tengo como a un padre, hermano, amigo, primo… eres todo para mi. Eres la persona que me da fuerzas para luchar, me das aire cuando me falta, me guías en mi caminar, eres la estrella principal de mi universo particular, la luz de mi destino, el sol de mi día a día… eres la persona que me hace feliz y que yo amo sin estar enamorada. El hombre con el que deseo “crecer”, compartir y ser feliz….hasta el final de mis días.