Ni el rayo, ni la rosa, ni la roca
ni la rata, ni el radar, ni el remo
detuvieron el rodar de su camino
sus ansias de volar...
No se detuvo en seco a preguntar
por qué crujen las ramas
por qué es así la vida.
Las ramas son las ramas y la vida es la vida.
Por referencias supo de la ternura
en revistas prestadas conoció una ciudad
¡Cómo serán los hombres en Ganimedes!
y si en la tierra existen,
¿dónde están....?
Ana Maria Iza
28.09.11