Según la Organización Mundial de la salud, los estados de ansiedad son el segundo motivo más frecuente de consulta psicológica y psiquiátrica.

Un día en la vida de cualquier persona está repleta de compromisos ineludibles, sea cual sea su edad u ocupación, porque la vida moderna y el avance de la tecnología, en lugar de simplificarle la vida, la obliga a hacer más actividades de las que puede abarcar.

Algunas personas pueden ser más ansiosas que otras pero en la sociedad que vivimos, todos sufrimos algún nivel de ansiedad.

Lo que importa es saber hasta dónde se puede sobrellevar este estado sin resultar afectado física y psiquicamente.

Un nivel normal de ansiedad nos permite disfrutar de todos nuestros logros y también puede protegernos de los peligros, pero cuando ese nivel de ansiedad aumenta, pueden resentirse nuestras actividades cotidianas, alterar nuestra capacidad laboral, disminuir nuestro rendimiento académico, perturbar nuestras relaciones interpersonales y también afectar nuestro organismo.

Por lo menos esto es lo que afirma la Licenciada Gabriela Martinez Castro, Directora del Centro de Estudios especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA).

Según estadísticas poblacionales de la National Comorbidity Survey-R, de los Estados Unidos, una de cada cuatro personas sufrirá por lo menos un trastorno de ansiedad en su vida; y uno de cada diez padecerá un ataque de pánico.

Un cuadro de ansiedad presenta síntomas físicos de distintas características e intensidad. Los más habituales son: dolor en el pecho, taquicardia, falta de aire, contracturas, problemas gastrointestinales, mareos, hormigueo en brazos y piernas, flojedad, sudoración e hipocondría.

Según la clasificación realizada por el Centro de Investigaciones médicas en Ansiedad (Centro IMA), las manifestaciones psíquicas y emocionales de la ansiedad pueden ser:

Trastorno de pánico: Se trata de una crisis de pánico que comienza bruscamente y dura unos pocos minutos. Estos ataques hacen que estas personas, después de haberlos experimentado, tengan miedo de volver a tener un ataque y esta condición puede disminuir su calidad de vida.

Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG); Se caracteriza por un estado de preocupación excesiva y permanente por cualquier aspecto de la vida, que puede durar seis meses y que altera el sueño y la concentración, volviendo a la persona irritable e impaciente.

Trastorno Obsesivo Compulsivo: Estos pacientes padecen obsesiones, como temor al contagio, excesiva preocupación por el orden y la limpieza o temor a perder el control. Estas compulsiones son un intento de calmar la ansiedad que provocan sus obsesiones.

Trastorno de Ansiedad Social: Es el temor a la gente, a hacer el ridículo, a ser criticado o rechazado y la necesidad imperiosa de evitar esas situaciones.

Trastorno por estrés post traumático: Ocurre luego de haber vivido una experiencia traumática grave. Esta escena vuelve reiteradamente a la mente y obliga al paciente a evitar todo lo que se relaciona con ella.

Fobias específicas: Son los miedos desproporcionados a cosas o a situaciones que también llevan al sujeto a huir de los estímulos que lo perturban.

Estrés de la vida cotidiana: Es el desgaste que producen las dificultades de adaptación a los problemas de la vida diaria.

Las causas de la ansiedad son múltiples. Pueden influir factores genéticos, alteraciones neurológicas, la rigidez del pensamiento, los condicionamientos de la infancia, un alto nivel de exigencia, la baja tolerancia a la frustración y ahora también el hecho de vivir todo el día conectado a algún aparato.

Con el tratamiento adecuado, este trastorno se puede revertir, siendo la mejor alternativa la terapia cognitiva conductual.

Existen también tratamientos farmacológicos eficaces que reducen los síntomas de ansiedad y favorecen la rápida recuperación.

Fuente: Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA); Centro Apertura; Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad (CentroIMA); “Psicología Positiva”; “Estados de Ansiedad”, noviembre 2010.