Este es un poder que tenemos todos para crear nuevas realidades y hacer posible los sueños. Por lo menos así lo afirman quienes creyeron en su fuerza interior, se encontraron a sí mismos, se atrevieron a ser diferente a los demás y rompiendo barreras dieron un paso más adelante en la evolución.
Pero no solamente las conciencias elevadas se dan cuenta de que pueden influir en su entorno y en las demás personas con su pensamientos; todos podemos constatarlo cuando nos proponemos algo y a pesar de las dificultades lo logramos.
No sólo se logran propósitos con este poder creador sino que también se pueden modificar situaciones inesperadas.
El pensamiento creador es una fuerza que tiene todo ser humano que se pone de manifiesto cuando deseamos expresarnos o cuando la necesitamos.
Una madre es capaz de levantar un camión para salvar a su hijo en peligro; apenas una frágil mujer, tan común como cualquier otra, que sin ningún entrenamiento previo, sin contar con aptitudes extraordinarias, sin haber hecho nunca nada semejante y en circunstancias límites, adquiere una fuerza inusitada y evita un accidente.
Personas que parecen comunes, con enfermedades irreversibles que antes del desenlace parecen decidir curarse y se curan.
Gente que se salva de catástrofes aéreas siguiendo su voz interior que le advierte que no tiene que tomar ese avión.
Así como podemos cambiar nuestro estado de ánimo con uno solo de nuestros pensamientos, también con un pensamiento creador podemos cambiar nuestro entorno; y la voluntad y la disciplina parecen ser las virtudes que hacen falta para lograrlo.
La ciencia está comenzando a estudiar estos fenómenos tan difíciles de explicar y de ignorar, considerando que puede tratarse de fuerzas reales que aún no conocemos.
Esta misteriosa capacidad humana parece ponerse en funcionamiento cuando surge de la interioridad más profunda un deseo genuino, desde un nivel de conciencia que trasciende las experiencias y que podría estar presente en los genes; y vivir en función de ese centro interno, tomándolo como punto de referencia para la acción, puede ser la clave para la transformación.
Deepak Chopra afirma que esta es la forma de lograr todos los propósitos, si tomamos nuestras decisiones prescindiendo del ego. Porque el ego es la máscara social; que si lo tomamos como centro de referencia, logrará solamente una copia de lo que hacen los demás.
El primer paso para ser dueños de nuestro destino es conocernos a nosotros mismos, nuestros defectos y nuestras virtudes y vivir en armonía con la naturaleza, porque somos parte de ella. Bucear en nuestro interior para saber cuál es nuestra verdadera misión en el mundo, qué es lo que desde nuestro lugar podemos mejorar, aceptando nuestras debilidades para poder transformarlas en fuerzas positivas, pasando de la autocrítica al perdón, respetando nuestras limitaciones, enfrentando nuestros temores, aprendiendo a confiar en nosotros mismos y principalmente creyendo que es posible ir más allá de la lógica.
Todos en algún momento, tienen que vivir experiencias difíciles y la diferencia entre unos y otros es si piensan como los demás o si piensan por sí mismos. El secreto es aprender a no engañarse con falsos ídolos y ser sinceros para poder utilizar el pensamiento creador y ser capaces de transformar al mundo y a sí mismos.
Fuente: “Vida sin condiciones”, Deepak Chopra.
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