Hay momentos en que puedes llegar a renunciar a la vida simplemente porque algo no funcionó, basamos nuestra felicidad en cuestiones materiales y lo que otras personas nos puedan dar, sin embargo suele ocurrir que el día menos pensado sin esperar siquiera un cambio, esto sucede, comienzas a recoger el fruto que durante años pensaste que nunca se daría, pensando que tu siembra fue en vano, y no es así, no comprendes porque había que esperar 30 años de tu vida para saber que todo lo bueno siempre vendrá, y no con recompensas económicas sino aquellas que no puedes comprar con todo el dinero del mundo, y la dicha de encontrarse así es inmensamente grande..
Comienzas a sentir un gozo inexplicable, el deseo de amar y ser correspondido o simplemente que eres una persona con tanta dicha que puedes amar sin más sin esperar nada a cambio.
Y al mirar a otras y recordar aquellas escenas que tanto daño te hicieron, recordar aquellas noches que tanto lloraste y ver con cuanto amor te quedaste y no haberlo podido dar y ahora entender que no lo diste todo porque no era así, sino que tenías que guardar lo más importante para la otra persona que venía en camino y que sin conocerla y sin saber quién era, la estabas esperando.
Y pensar siempre que aun cuando haya tenido muchas experiencias, nunca he dudado que el amor siempre estará ahí esperando a ser visto y al final te tomara de su mano para recordarte que es real y que no importa cuánto tiempo tengas ni cantidad de años que lleves encima, ni el tiempo que lleves sólo, ni las acumuladas bodas de todos tus amigos de tu generación que hayas asistido. Importante es nunca rendirse y comprender que lo mejor siempre vendrá…
Que nunca falte en tu vida el deseo tan grande por el amor.
D/A