Querido amor mal correspondido:
Te quiero dar las gracias por todo el tiempo que estuviste
a mi lado. Sí, gracias. Sólo un corazón malherido
y agonizante puede interpretar la excelente lección
de vida que tú me otorgaste.
Gracias, aprendí que el tiempo no es mucho ni suficiente
cuando tú estás a mi lado, ahora valoro más el tiempo.
Gracias, aprendí que los momentos difíciles tienen
su razón de ser y en algún momento me unieron más a ti.
Ahora, agradezco que la tristeza pase de vez en
cuando por mi vida, es un buen pretexto para recibir
un abrazo extra y un hombro confortable para llorar.
Gracias, por ser capaz de descubrir mi alma, pues
te amé con toda ella y entendí que no soy sólo cuerpo,
soy espíritu y soy amor.
Gracias, no me diste chocolates el día de los
amantes en cambio me diste una sonrisa.
Gracias, no me diste flores en nuestro aniversario,
en cambio, me diste una caricia.
Gracias, no me diste joyas el día de mi cumpleaños,
en cambio, me hiciste el amor.
Gracias, en todo este tiempo aprendí que mejor que
chocolates, joyas o flores, me diste los presentes
que cualquiera sería feliz de recibir.
Ahora, mi más sincero agradecimiento.
Gracias, a tu crueldad, a tus mentiras y a tu desprecio
aprendí que mi corazón es un guerrero.
Gracias a la violencia con la que lo lastimaste aprendí
que es fuerte y se puede levantar.
Gracias, lo hiciste llorar tantas veces, que aprendí
que las lágrimas desintoxican el espíritu.
Gracias, me hiciste tanto, tanto daño, que aprendí
que soy un soldado que puede librar mil batallas.
Ahora, ya no te anhelo, ya no te siento, ya no te amo.
Ahora, gracias a eso, encontré un médico que reparó
mi maltrecho corazón, con paciencia y mucho cariño.
Como seguramente te habrás dado cuenta,
el no ha hecho tanto por mí como tú.
El simplemente me ama.