Angel
Oye, sabrás que a tu paso por mi vida me dejaste la huella de tu mordida. Pero esa fué una mordida diferente... porque no dejaste la huella de tus dientes.
Una marca invisible que llevaré conmigo pero...que nadie sabrá... si yo no lo digo. Como no sabrán nunca si se secó la fuente porque el agua del río desvió su corriente.
La gente ve a travez de un velo de tul pero no lo que hay en el fondo del baúl. Sólo tu y yo sabemos de este dulce secreto aunque sólo pensarlo...nos parezca indicreto.
Allí bajo aquel árbol logramos nuestro empeño aunque ahora todo nos parezca un sueño. Un sueño que se esconde en el hueco de un lecho pero que llevamos en el centro del pecho.
Sólo tu y yo sabemos de aquel momento ansiado pero, si la gente lo sabe, dirán que fue un pecado y yo... no se tú...pero a mi me parece que por ti pecaría otra vez... y mil veces.
Pero...tu no fuiste pecadora... ni yo pecador porque Dios no castiga pecar por amor. ¿Por qué habrá de hacerlo si El mismo lo quiso abriéndonos las puertas de nuestro paraiso.
Aquella hermosa tarde en medio del estío cuando tus labios encontraron los mios, Y allí con nosotros Dios estaba también bajo el bello manzano DEL JARDIN DEL EDEN.
Felix Pagés
19.03.12
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