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La Resurrección de Jesús es el acontecimiento clave de la doctrina cristiana y su teología. De acuerdo con el Nuevo Testamento, Jesús fue crucificado, muerto y sepultado en una tumba, y resucitó tres días más tarde.
La muerte de Jesús, junto con su Resurrección, son parte de los fundamentos de la doctrina de la salvación, que considera que, gracias a estos acontecimientos, el género humano quedó redimido del pecado original que pesaba sobre él desde los primeros padres, posibilitando que los hombres puedan alcanzar la eternidad.
Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.» Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.» Jesús le dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» - que quiere decir: «Maestro» -. Díce Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.»
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