♦ MI CASA ♦
Aquella casa: con tantas despedidas,
se le olvidó el saludo a los que llegan.
Sus paredes se fueron agrietando en un premeditado
y evidente suicidio...
Todo el que la habitó la abandonaba, yo no sé
si las casas tienen alma, pero si alguna
tuvo, esa era la mía, tenía sonidos diferentes, de llantos y reproches, hasta la lluvia
en su caer era distinta. Toda hendija fue ruta, para ilustrar el mapa de su melancolía.
Cada cerrar de puertas y ventanas emitía
un lamento dañando los oídos.
Acunó las primeras palabras infantiles,
alimentaba un eco musical en las tertulias,
fue tambor y guitarra, le parió una
orquídea a la pared que logró florecer año, tras año.
Fue cofre de canciones y de la poesía.
Sus rincones: anudaban la prisa de
andantes y fugitivos versos.
Cuando fue urgente: fabricó entre su techo
y suelo, la prudencia.
Los ruidos, los insectos, la doctrina soez,
la felonía, rebotaron ante el gesto vital
de su rutina. Mi casa: no tenía fastuosas
terrazas con balcones colgantes ni sótanos
oscuros y pasillos anexos, tampoco tuvo
rejas, capilla y jardines al fondo, ni sendero de pinos señalando al portón. Tampoco había fuente de cristal ni odaliscas de mármol.
Mi casa era sencilla, con su descolorida
y comunal fachada-.
Pero fue mi palacio, mi pequeño palacio
de confidencias tontas y confidencias
graves, donde las decisiones, -
nunca la tuvieron presente.
Ignorada por todos a pesar de su grito,
a pesar de su voz beligerante, sus regaños;
de los sabios mensajes... Marchita, cansada,
mi casa, aún espera.
D/A
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