Alabado sea Jesucristo…
Puede haber momentos en que en mi vida parezca imperar cualquier cosa menos el orden divino. Sin embargo, sé por experiencia que esos momentos son pasajeros, que el perfecto orden de Dios está presente y activo siempre en mi vida. Cuando me siento desasosegado, cuando las cosas no salen como yo querría, recuerdo este versículo de Corintios: "Dios no es un Dios de desorden, sino de paz". Y esta afirmación de verdad me bendice cada vez que la pienso o la digo. Al afirmar la verdad estoy apartando mi atención del desafío y poniendo una conciencia de Dios en todo lo que hago.
Pronto empezaré a ver el orden que hay a mi alrededor. Sé que Dios obra conmigo, así que concentro mis pensamientos en el orden divino. Como estoy concentrado, siento literalmente la presencia del orden y la paz divinos. Traigo a este día una conciencia del orden de Dios y soy bendecido.