Alabado sea Jesucristo…
¿Quién duda de que en nuestro “civilizado y avanzado” mundo la vida humana vale cada vez menos? El aborto y la eutanasia; la tortura y la violencia; los suicidios y accidentes de tránsito; el alcoholismo y las drogas… certifican la poca “cotización” que tiene hoy por hoy la vida humana.
Pero Dios no ha hecho la muerte ni se complace en la perdición de los vivientes. Nuestro Dios es amigo de la vida. El mismo Jesús dirá: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 11).
Dios bendice especialmente a quienes cuidad y mejoran la vida en todas sus formas, a quienes tratan de hacer más llevadera y agradable la vida de los demás acompañando, alentando, compartiendo.