Dejé mi corazón encima de una montaña demasiado alta y distante para poder encontrarlo ahora. Supongo que esto es el destino de quien sigue caminado desilusionado y herido sin pararse; aun cuando se revela un verdadero destino y este simplemente no está, no existe…
Esta es la vida de los peregrinos emocionales, que sonríen a su propia condena: serenos, conscientes y expertos en convertir sus propios dolores en virtud.
Esta es la historia de quien sabe ver lo bueno en cada persona, pero nunca quiere observarlo por miedo y extrema sensibilidad. Perdí el corazón ahí, sobre aquella montaña y ahora me encuentro demasiado cansada para subir a buscarlo, ahora solo quiero esperar que una sonrisa, una señal, una palabra, un gesto, un te quiero… Me ayudé a recuperarlo sin tener que regresar a aquel lugar donde lo dejé.
Esta es para quien no tiene miedo de sentirse solo, esta es para quien se haya sentido alguna vez inútil, esta es para quien no olvida aunque no conozca el rencor. Esta es para quien no siente la necesidad ni de atacar ni de defenderse, esta es para quien encuentra dignidad al sentirse frágil pero fiel…
Esta es para quien comprende cuánto un silencio pueda contar y cuánto pueda cuidar, esta es para quien sabe hacerme reír independientemente de lo que pueda sentir en ese momento. Esta es para quien lleva en su espalda el peso de un dolor irresoluble, esta es para quien sabe llorar a pesar de edad...
Incluso siendo un hombre. Esta es para quien cree controlar sus sentimientos y reflexiones ante diversas situaciones incómodas, esta es para quien imagina su vida realizada siendo su prioridad algún ser humano. Esta es para quien sabe levantarse a pesar de las vergüenzas y desilusiones Esta es para quien sabe amar incondicionalmente Esta es para quien quiera sentirla suya...