Alabado sea Jesucristo…
La cuestión del alimento es una necesidad humana que genera numerosos conflictos sociales y económicos.
Sabemos que los recursos disponibles en el planeta son suficientes para alimentar a la población mundial actual. Sin embargo, las relaciones de poder están organizadas de manera tan desigual que millones de personas del hemisferio sur padecen hambre y desnutrición.
Los cristianos creemos que los recursos y los bienes de la creación tienen un destino universal. El bien común se antepone al bien particular y por tanto, una forma de actualizar el mensaje de estos relatos bíblicos es participar de forma responsable en organizaciones e iniciativas sociales encaminadas a multiplicar las oportunidades de acceso a la alimentación, la salud y la vivienda.
Aunque dispongamos apenas de "unos pocos panes de cebada" y no manejemos recursos abundantes, podemos agruparnos con personas de buena voluntad, para organizar formas de apoyo y cooperación que permitan que los que sufren pobreza alimentaria la vayan superando.
"La verdad católica"