En la entrevista publicada en la revista No.38, “Buena Salud”;
el doctor Pablo Richly, Jefe de la Clínica de Memoria, Departamento de Neuropsiquiatría (INECO); y Director del Curso de Neuropsiquiatría, Neurología Cognitiva y Demencias de la Universidad Favaloro; afirma que existen tres claves para mantener el cerebro activo:

Cambio
Desafío y
Aprendizaje constante

Para prevenir el deterioro del cerebro es necesario desarrollarlo mediante la estimulación, los nuevos desafíos y el aprendizaje; además, controlar la hipertensión, la diabetes, la obesidad y otras enfermedades relacionadas principalmente con el sistema cardiovascular.

El deterioro del paso del tiempo se puede contrarrestar con el aprendizaje permanente, porque hace que el cerebro desarrolle nuevas conexiones nerviosas.

El estrés crónico produce un efecto tóxico en las neuronas, a través de sustancias como el cortisol que afecta la atención, la concentración y la memoria; pero normalmente, lo que se va perdiendo es la memoria y la velocidad de procesamiento de la información.

Se puede intentar reducir el estrés aprendiendo a manejar mejor las situaciones cotidianas que no se pueden evitar y es la sabiduría de los años la que ayuda a ser más eficiente frente a las mismas situaciones.

Hacer cambios en la rutina ayuda a estimular el cerebro; ver una película y luego contarla detalladamente, hacer las cuentas de los gastos en el supermercado, mentalmente; tratar de usar la mano izquierda si uno es diestro; al finalizar el día tratar de recordar las actividades que desarrollamos e intentar ser más observador en cada experiencia.

Actualmente se observa un aumento del volumen cerebral en las personas activas físicamente, también tiene un efecto positivo ingerir pocas calorías y descansar bien; y es más estimulante la actividad social que leer, porque comunicarse con otra persona potencia el intelecto.

El cerebro sano requiere la búsqueda constante de lo nuevo, del desafío y del estímulo porque la mente siempre tiene lugar para aprender.

Existen trabajos que demuestran que realizar una caminata diaria de treinta minutos reduce el daño mental e incluso aumenta el volumen cerebral.

La dieta variada, saludable y con bajo valor calórico, con abundante ingesta de frutas y verduras, pocas grasas, lácteos descremados, cereales, legumbres y pescado; ayuda a mantener la agilidad y el peso equilibrado.

Dormir bien es una necesidad fisiológica que influye en la cognición; y los trastornos del sueño pueden aumentar el deterioro cognitivo.

Ser sociable es el mejor estímulo para un ser humano; ningún otro ser vivo depende tanto de este vínculo para su normal desarrollo, como nosotros.

La pérdida de entusiasmo por la vida es común en las personas mayores que han sufrido la pérdida de personas significativas.

Es importante no aferrarse a los familiares directos y ampliar el espectro de relaciones, mantener los intereses personales y tener vida propia.

Las personas que más sufren las pérdidas son las que eligen depender de alguien en particular, considerándolo la única razón para existir.

Tener vida propia y propósitos personales aumenta la autoestima, le da sentido a la vida y brinda la oportunidad de relacionarse y hacer amistades nuevas.

La consulta médica se hace necesaria cuando se registra un cambio que interfiere en el normal desenvolvimiento de la vida de la persona.