Puedo perder todo menos mis sueños, ellos son simplemente la savia que mantiene mi ser interno y me lleva a lugares, en lo que soy yo mismo, ellos son la sangre que corre por mis venas, la luz que da, el día a las tinieblas de la realidad, realidad que escapa del entendimiento celestial, para lo que fue hecha.
Que peor castigo podemos tener los mortales que perder nuestros sueños, es la penumbra hecha realidad, el abismo eterno del que tanto hemos oído. Sí, que desdicha, un ser sin sueños, que crueldad, el pretender ser la muerte pasando la hoz por la mente de un soñador, si existe un pecado sin perdón ha de ser este.
No perdamos esa agua pura que proviene del manantial de nuestro ser interno, no sequemos ese río, ahí está, el verdadero peligro de extinción de la humanidad. La llamada muerte viva, es ser tan sólo un fantasma en pena sin lugar donde repose su alma. Puedo perder todo menos mis sueños.