La niñez... ese mundo de magia y caramelo, donde guía los pasos, nuestro Ángel Guardián. Donde anidan los sueños translúcidos, etéreos y con duendes traviesos, desmigamos el pan.
La niñez, ese cielo de caminos ingenuos en que, con la inocencia se puede transitar. La de dientes de leche y manos pegajosas, la de ojos asombrados aún... ¡sin contaminar!
La que estalla en la risa, cual cascabel del cielo o se quiebra en mil lágrimas de fulgente cristal. La de juegos y cuentos con dulzor de ternura, la de las golosinas, con tibieza de hogar.
¡Niñez!...Burbuja plena de soles y recuerdos en que nos abstraemos cuando, cansados ya, del nefasto presente que nos hiere y agobia, buscamos...¡Un remanso, para no claudicar!