Como cultivar albahaca
La albahaca es fácil de cultivar, y transforma las comidas ordinarias en tesoros culinarios. La albahaca fresca no sólo tiene mejor sabor que la seca, además tiene flores atractivas, por eso se utiliza también para decorar jardines.
Elije el tipo de albahaca que vas a cultivar
La albahaca de canela huele a especias dulces, y también tiene flores inusualmente hermosas y fragantes.
La albahaca de limón en realidad contiene citral, un compuesto aromático que se encuentra en los cítricos, y huele a limón. Es un híbrido.
La albahaca morada a menudo se cultiva para la decoración, y es difícil de conseguir.
La mayoría de las variedades son anuales, excepto la albahaca africana azul y la tailandesa.
La albahaca griega es mucho más difícil de cultivar y forman arbustos muy pequeños.
Inicia con las semillas en el interior
De cuatro a seis semanas antes de la última helada, rellena recipientes con partes iguales de perlita, vermiculita y turba.
Presiona la tierra ligeramente para eliminar bolsas de aire. Humedece el suelo. Suelta una o dos semillas en cada recipiente. Cúbrelas ligeramente con tierra. Cubre los recipientes con papel plástico de cocina transparente y déjalos en una ventana soleada. Elimina la envoltura de plástico cuando las plantas emerjan. Riega ligeramente dos veces al día.
Trasplantar
Una vez que dos conjuntos de hojas se han formado, la albahaca se puede plantar en el jardín o en contenedores permanentes. La albahaca no tolera las heladas, así que no plantes demasiado pronto. Lo mejor es poner la albahaca en algún lugar donde se va a conseguir una buena cantidad de sol.
Para plantar en el jardín, arranca las dos hojas de abajo. Coloca el recipiente boca abajo y apriétalo suavemente hasta que la planta se cae en tu mano ahuecada. Entierra las raíces y el tallo sólo hasta el lugar donde se encontraban las hojas arrancadas.
Palpa el suelo alrededor de la planta para eliminar las bolsas de aire.
Cosecha y poda
A medida que la planta madura, arranca los dos primeros pares de hojas (las dos hojas superiores), una vez que el tallo alcanza una altura razonable. Si te fijas bien, en la base de cada hoja hay dos hojas diminutas que crecen hacia el exterior. Corta cerca de las hojas diminutas, pero asegúrate de no dañarlas.
Cuando veas los capullos florales, quítalos junto a los dos pares de hojas por debajo de ellos. La floración crea un cambio hormonal que reduce drásticamente el sabor de las hojas, así como reduce la cantidad de follaje que crece. Esto se conoce como “espigado” y es más probable que ocurra cuando hay luz de sol adicional. Te darás cuenta de que si dejas las flores, la planta se pone “larguirucha” y las hojas no serán tan sabrosas.
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