Alabado sea Jesucristo…
Era muy lógico que los contemporáneos de Jesús, especialmente sus vecinos y sus parientes, se resistiesen al mensaje. Y es muy lógico que nosotros nos resistamos a salir de nuestras concepciones mítico-mágicas. Jesús supera en tal medida nuestras religioncillas razonables o míticas que sentimos vértigo al creer en él. Porque hay que creer en un hombre, no en una divinidad disfrazada, hay que creer que la acción de Dios está verdaderamente hecha carne, no vestida de carne.
José Enrique Galarreta |