Alabado sea Jesucristo…
La comida y la bebida son imprescindibles para tener la energía necesaria para la vida. Jesús, como el pan, se parte y reparte. Nos invita a participar de su banquete para hacer lo que él hace: dar vida llenándola de sentido, liberar, humanizar, compartir, quitar miedos, contagiar alegría y esperanza. Nos invita a dar y darnos para la vida del mundo. Como Él.
Jesús da a comer su carne: dejándose partir, regalando liberación, amistad y fraternidad, derrochando compasión y cercanía, ofreciendo un claro mensaje,
siendo valiente y coherente, denunciando abusos e injusticias, contagiando resurrección, creando humanidad con palabras y actitudes que eleven, ablanden y embellezcan el mundo...
Jesús nos da pistas claras para tener, compartir y dar vida: oíd, tocad, mirad, gustad, compartid, tomad, comed, bebed... Para tratar, con él y como él, de enmendar la tremenda injusticia del mal reparto de la mesa de la humanidad.
¿Qué hago yo?