Alabado sea Jesucristo…
Hoy recordamos el martirio de Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento, el precursor de Jesús, el asceta que vivía en el desierto vistiendo piel de camello y comiendo langostas y miel. Juan anunciaba la inminente llegada del Mesías y bautizaba con agua, como señal de penitencia. En su mensaje llamaba a arrepentirse de todos los pecados: “Yo bautizo con agua, pero pronto va a venir el que es más poderoso que yo, al que yo no soy digno de soltarle los cordones de sus zapatos; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego” (Lc 3,16)
Señor, Dios nuestro, tú has querido que san Juan Bautista fuese el precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.