¡No maltrates a los animales!
Son también criaturas de Dios y hermanos nuestros menores,
que no poseen la facultad del razonamiento abstracto.
Pero son amigos que necesitan de nuestro cariño y de nuestra ayuda.
No les impongas cargas excesivas.
Aliméntalos bien.
Cúralos en sus enfermedades.
Haz con estas criaturas de Dios que dependen de ti,
lo mismo que deseas que hicieran contigo los Ángeles del Cielo.