La ley de la recapitulación afirma que durante el desarrollo, el organismo pasa por distintas etapas que se corresponden con la evolución humana a lo largo de la historia.
El desarrollo de un individuo comienza por una etapa de primitivismo animal y continúa con un período de salvajismo hasta alcanzar una forma de vida civilizada que es la característica de la madurez ; y lo mismo ocurrió con la evolución humana desde la edad de piedra hasta ahora.
Hall parte del supuesto de que ese desarrollo se debe a factores fisiológicos determinados genéticamente, controlados por fuerzas interiores que dirigen principalmente el desarrollo, el crecimiento y la conducta, dejando poco lugar a la influencia del ambiente.
De modo que para Hall, tanto el desarrollo como la conducta de un individuo se producen debido a pautas inevitables, inmutables, universales e independientes del contexto socio cultural al que pertenece.
Para Hall, algunas formas de conducta que la sociedad considera inaceptables, son etapas necesarias del desarrollo social y deben ser tolerados por padres y educadores, considerando que éstas desaparecerán espontáneamente en la siguiente etapa.
Propone una división del desarrollo del individuo desde el nacimiento hasta la adolescencia en cuatro etapas: infancia, niñez, juventud y adolescencia.
El período de la infancia comienza con el nacimiento y concluye a los cuatro años. En esta etapa de la persona individual el niño gatea y se desarrolla su sistema sensorio motor. Del mismo modo ocurría en el período en que la raza humana se desplazaba en cuatro patas y adquiría las actitudes sensomotrices necesarias para la supervivencia.
El período de la niñez, desde los cuatro a los ocho años, corresponde a la época en que los humanos se dedicaban a la caza y a la pesca. Ese es el momento de los juegos violentos de los niños y la construcción de chozas o escondrijos.
Desde los ocho a los doce años, que es el momento de la juventud o pre-adolescencia, el sujeto recapitula la etapa del salvajismo que predominaba hace miles de años.
Este es el período de la vida más favorable para la ejercitación y el aprendizaje de la disciplina basado en el entrenamiento y la reiteración de rutinas; para adquirir costumbres y para adaptarse con más facilidad a nuevas condiciones.
Desde los doce o trece años, la pubertad, hasta alcanzar el status de adulto, es el período de la adolescencia, que según Hall finaliza relativamente tarde, entre los veintidós y veinticinco años.
La adolescencia, según este autor es un período de “tormenta e ímpetu” (Sturm und Drang, en alemán); que designaba un movimiento literario, que incluye las obras de Schiller y de Goethe, que se caracterizaba por el idealismo, las reacciones contra lo antiguo, las pasiones, la expresión de sentimientos y sufrimientos humanos.
Observando esa analogía, Hall adopta ese término para describir las semejanzas de las características psicológicas de la adolescencia y de ese grupo de escritores del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
La adolescencia corresponde a la etapa en que la raza humana se encontraba en total turbulencia y transición, como un segundo nacimiento, cuando aparecen los rasgos humanos más evolucionados.
Hall consideraba que la vida emotiva de un adolescente fluctúa entre tendencias contradictorias, pasando de la energía, la exaltación y el exceso a la indiferencia, del letargo y el desgano; de la alegría desbordante a la depresión y la melancolía; del egoísmo y la vanidad a la timidez y el altruismo; del aislamiento a no poder prescindir del grupo; de la bondad extrema a no poder renunciar a la tentación; de la sensibilidad y ternura a la dureza y la crueldad; de la rebelión contra la autoridad al anhelo de ídolos.
La madurez individual es el equilibrio de la sensatez y coincide con la etapa de la civilización del hombre moderno.
Fuente: “Teorías de la Adolescencia”; Rolf E. Muuss.