Alabado sea Jesucristo…
La relación con Dios tiene confundida a mucha gente. Algunos creen que se trata de “cumplir” ciertas normas y preceptos (van a Misa por “cumplir”). Otros dan mucha importancia a ciertos actos de piedad: devociones, novenas… y están también los que dicen “Yo me entiendo con Dios a mi manera”.
Jesús nos enseña qué es lo primero, lo más importante, lo que vale más: AMAR. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu, con todas las fuerzas, y al prójimo como a uno mismo.
Primero está Dios y el prójimo, no “separados” sino juntos. Y no se trata de “obligaciones” con uno u otro, sino de amarlos. Porque siempre, aunque no lo sepamos, ponemos primero lo que verdaderamente amamos, lo que llena nuestro corazón. Sólo a partir del amorcobran valor el cumplimiento de las normas, los actos de culto, las devociones…
Dios nos ha creado para vivir en el amor: amor a Dios, amor a los hermanos, amor a la naturaleza. ¿Será ésta la fórmula de la felicidad?
El Domingo