Alabado sea Jesucristo…
Hoy celebra la Iglesia la Fiesta de Todos los Santos. Esta palabra “santo” en la Biblia se aplicaba sólo a Dios, pues significa: sagrado o separado. Pero luego se fue diciendo de todo lo que se acercaba más a Dios. Así ya san Pablo llama santos a los cristianos por el hecho de estar unidos a Dios por el bautismo. Después ya sólo se aplicó a aquellas personas que por su comportamiento están más cerca de Dios. Especialmente los mártires que, por su muerte gloriosa, se unen para siempre con Dios.
La Iglesia desde el principio comenzó a honrar a los mártires en su día propio del martirio; pero ya por el siglo III eran tantos los mártires que tuvieron que celebrar su fiesta en un día todos juntos, aunque no tenían un día fijo. El 13 de Mayo del año 609 el papa consagró el panteón romano, que había sido templo pagano de todos los dioses, para que fuese templo de la Virgen María y de todos los santos. Unos cien años después la fiesta de todos los santos quedó fijada para el día 1 de Noviembre.
Hay muchos santos, cuyos nombres conocemos, porque han sido “canonizados”, es decir declarados santos solemnemente por el papa, después de haber examinado minuciosamente su vida y sus escritos y normalmente después de que Dios ha ratificado esa santidad por uno o más milagros. Pero santos hay muchos más que no conocemos, quizá porque han vivido una vida muy oculta, pero que gozan con Dios con una gloria semejante. Entre estos santos habrá familiares y conocidos nuestros. Hoy es el día para festejar a todos y también para alzar nuestra mirada al cielo para pedir su protección y sobre todo para desear imitarles y un día poder estar con ellos en el cielo.