Alabado sea Jesucristo…
El reino de Jesús, reino de justicia, paz y servicio, debe crecer en medio de las personas y del mundo. Jesús no huyó del mundo ni invita a nadie a huir de él.
“Mi reino no es de este mundo” no debe llevarnos a despreocuparnos y evadirnos.
Estamos llamados a colaborar en la construcción de un Reino que no se identifica con los poderes de este mundo y que tenemos que empezar a realizar en él.
A eso se dedicó Jesús. A instaurar un reino de paz y fraternidad, de justicia y respeto por los derechos y la dignidad de todos. Reinado que no es sólo para el futuro, que está presente desde ahora.
¿Quién es el rey de mi vida? ¿Qué reyes permito que me quiten mi libertad? ¿Quién o qué determina mi vida? ¿Hay muchos reyes, muchos dioses dispuestos a impedir que sea persona libre, consciente, solidaria, comprometida?...
Pase lo que pase, tengo la capacidad y la suerte de poder elegir y decidir quién quiero que reine en mí.