El Velero Blanco
Desde que era niño siempre tuvo el sueño, que le dio un barquito hecho de papel, y fue desde entonces que quiso ser dueño de el velero blanco y bogar en él, no por los paisajes de cielos lejano donde están las islas de hermoso coral él solo soñaba sentarse en su barco y por una brisa dejarse llevar.
Al pasar el tiempo se quedó en un sueño como tantos sueños, su sueño de mar nunca dijo nada, pues siempre temía que si alguien sabía se fuera a burlar.
Hoy que ya está viejo, que nadie le ofrece por sus pocas fuerzas un trozo de pan, agarra la silla, esa que se mece, y se va hasta el patio, buscando soñar, en la vieja silla, se siente en el barco, cerrando los ojos escucha la mar y hasta hay una brisa... que baja a sus labios olas pequeñitas... con sabor... a sal...
Ramón de Almagro
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