Se cree que el Castillo de El Taj-Mahjalt, fué mandado
construir por un rico Marajá indio como regalo de Amor
para su esposa.
Soñé que tenía un castillo, hecho con rocas de nácar.
Soñé que era un castillo en el aire y que se me derrumbaba.
Soñé que en él morabas tú beldad, con tus mañas.
Soñé que estaba dormido, en tu regazo serrana.
Soñé que estaba en el paraiso y tú no me despertabas.
Si bien yo quería abrazarte, si tú así lo deseabas.
Porque soñar es pensar, en ilusiones doradas.
Porque no se cumplen nunca, es que son sueños de hadas.
Como el castillo fué hecho de sueños e ilusiones vanas.
Se convirtió en espejismo en los desiertos al alba.
Si este sueño se cumpliera, como yo deseo en el alma.
El castillo sería firme, como la roca rosada. llamada roca de
Ayer, en el desierto de Australia.
Tú amor sería duradero, como la roca nombrada.
Este castillo sería indeleble serrana y a nosotros nos
serviría como una gentil morada.
Pero como se trata de un sueño, sueño que no tendré nada.
Ni castillo, ni amor firme, ni aquel Taj- Mahjalt de hadas.
Casimiro López Cano
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