El Evangelio nos recrea una vez más la hermosa parábola del sembrador, que, en el tiempo en que comencé a escribir esta página, tuvo mucha influencia para la elección del nombre “Pequeñas Semillitas”.
Y es que todos los días tenemos que tratar de sembrar cosas positivas para hacer que la vida sea una verde pradera llena de belleza que haga mejores los días de todos los que transitamos este mundo. Si sembramos alegría, ganaremos en felicidad. Si sembramos pensamientos positivos, seremos más optimistas. Si sembramos fe y esperanza no tendremos miedos o ansiedades pensando en el mañana. Si sembramos generosidad viviremos en un mundo con más amor. Y si sembramos amor, nos elevaremos hacia Dios.
Todos tenemos que verificar cada día la calidad de las semillas que sembramos. Es un compromiso con nosotros mismos y con los demás. Te invito a que me acompañes a sembrar con alegría, sonriendo, aceptando, amando…
Sagrado Corazón de Jesús. Mil gracias por regalarme un día más para amarte y servirte. La mies es mucha y pocos los obreros para recogerla. Alabado sea Jesucristo. Es la Palabra de Dios. Detente, el sagrado corazón de Jasús está conmigo. Casimiro López