Alabado sea Jesucristo…
Paseando un día por el campo, encontré una piedra sobre el pasto, la retiré con cuidado. Debajo unos tallos blanquecinos, luchaban por crecer en busca de sol. Se ahogaban oprimidos por la piedra. Después de retirar la piedra, respiraron tranquilos. Al día siguiente, los brotes de hierba habían recobrado su color verde y se empinaban derechos, acariciados por el aire.
Así viven muchas personas, oprimidas por pesos insoportables, sin luz, sin alegría. De pronto alguien levanta la piedra y llega un rayo de sol. Llega la paz.
Quiero ayudarte a levantar la piedra que oprime tu corazón. Para que vivas en paz y seas feliz
Sagrado Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y servirte. La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es La Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López Cano.