Alabado sea
Jesucristo…
Podría definirse la oración como el esfuerzo del hombre
por alcanzar a Dios y comunicarse con este ser invisible, creador de todas las
cosas, suprema sabiduría, verdad, belleza y fortaleza, padre y redentor de cada
ser. Cuando en ferviente oración nos dirigimos a Dios, tanto el alma como el
cuerpo experimentan una sensible mejoría. Uno puede orar en las calles, los
teatros, las oficinas, las escuelas, como así también en el recogimiento de la
propia habitación o en medio de multitudes. No hay prescripciones respecto a
posturas, tiempo o lugar. Sin embargo para poder moldear la personalidad, es
necesario que la oración se convierta en un hábito. De poco sirve orar por la
mañana, si se vive el resto del día como un ateo. La verdadera oración moldea
la vida y una vida auténtica exige la oración. La oración es, ciertamente, el
medio más importante para reconstruir y rehabilitar a un hombre.
Alexis Carrel
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gacias por concederme un día más para adorarte y
servirte. La mies es mucha y pocos los obreros para recogerla. Es la
Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la Fe, en
el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no
creyentes, que pidan al Señor, que no haya más guerras ni hambre el Mundo
y Reine la Paz, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el
Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López. |