Alabado sea Jesucristo…
Vive cada día en plenitud. Aprovecha al máximo cada hora, cada día y cada época de tu vida. Así podrás mirar al futuro con confianza y al pasado sin tristeza. Sé tú mismo. Pero sé lo mejor de ti mismo. Ten valor para ser diferente y seguir tu propio camino. Y no tengas miedo de ser feliz. Goza de lo bello. Ama con toda tu alma y tu corazón. Cree que te aman aquellas personas a quienes tú amas. Olvídate de lo que hayas hecho por tus amigos y recuerda lo que ellos hayan hecho por ti. No repares en lo que el mundo te debe, fíjate en lo que tú le debes al mundo.
Cuando te enfrentes a una decisión, tómala tan sabiamente como te sea posible. Luego olvídala. El momento de la certeza absoluta nunca llega. Y sobre todo, recuerda que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Obra como si todo dependiera de ti y ora como si todo dependiera de Dios
Sagrado Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo y reine la Paz en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López