Alabado sea Jesucristo…
Meditando todavía el Evangelio de ayer domingo, podemos ver que el lenguaje “catastrófico” que utiliza Jesús no anuncia el fin del mundo; llegará el día abrasador como un horno en que todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja.
Jesús advierte a sus seguidores sobre las dificultades que vendrán. ¡Gran previsión! Nunca fue fácil ser cristiano. Identificarse con Cristo implica padecer incomprensiones, rechazos, burlas, desprecios sociales. Ante el testimonio cristiano, el “mundo”, muchas veces reacciona tratando de eliminar o silenciar la voz de los creyentes. Aunque no faltan las persecuciones cruentas, lo más común en los países “cristianos” es el hostigamiento, la confabulación del silencio, la falta de respeto a nuestros símbolos religiosos, la burla de nuestras convicciones…
Toda situación ha de servir para manifestar la belleza de nuestra fe y su mandamiento supremo: el amor. (El Domingo)
Sagrado Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo y reine la Paz en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López