Alabado sea Jesucristo…
Señor… En muchas ocasiones he sentido tu presencia de manera sobrenatural en mi vida. Pero hoy ha llegado un momento de soledad y desesperación. Miro a los cielos y no te veo. Clamo a Ti y no me respondes. Entonces pienso, ¿me escuchará?, ¿qué está pasando?
Hay tormentas en mi vida. Siento que mi vida se desvanece, quedo sin fuerzas. En un momento recuerdo las palabras de Jesús: "Él estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo". Y aunque no te vea, entiendo que Tú estás aquí. Reconozco tu espíritu. Me buscas, me ayudas para adorarte en espíritu y en verdad. Sé, que cuando actúo mal conmigo mismo, mi familia, mi prójimo, te hago daño.
Sólo Tú eres fiel. Clamo desde lo profundo de mi corazón para que no me dejes, y tu mano y tu misericordia me sostengan día tras día.
Gracias Jesús por la vida, por cada día, por conocerte, por las pruebas y luchas, por la disciplina, porque todo me ayuda a crecer más en ti. ¡Te amo Jesús!
Firmado: Tu hijo, a quien salvaste.
Sagrado Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo y reine la Paz en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López