En una oscura y fria noche, un pequeñín, nos ha nacido en Belén, alumbrando el
Mundo con su infinita ternura luz y gracia, que al fijar su hermosa y límpida
mirada, en la Humanidad, llora, llora por nosotros, al ver lo mal y deficientes
que estamos para recibirle. Si bien este bendio niño-hombre-Dios-,derrama
lágrimas de dolor, porque sabe que no estamos preparados compleamente
para recibir su llegada y también ríe, porqué está a tiempo de salvar a tantos
seres que sufren y a los culpables de que haya tanto dolor, en la Tierra.
Su Madre que ve y sabe de su pena, dolor y el sacrificio que le espera, le dice:
Hijo de mi alma, no llores. Que tus lágrima son “gemas” y tu bendita sangre al
caer en tierra -aunque esta esté baldía- el pecado de todos los hjombre será eli-
minado y nacerá un nuevo Mundo; donde no habrá pecado ni pecadores y to-
dos seremos verdaderos hermanos, porque nuestra inteligencia será elevada
hasta un cien por cien y no tendrá cabida la maldad.
Autor: Casimiro López Cano.