Alabado sea Jesucristo…
El cuestionamiento que Juan dirige a Jesús acerca de su mesianidad nos permite plantearnos el asunto de nuestra credibilidad como creyentes. Aunque sabemos que la fe es un don gratuito de Dios, que en manera alguna podemos controlar, conviene recordar que la respuesta del creyente al llamado de la fe, no es un salto en el vacío ni un suicidio del pensamiento.
Quien se decide a creer realiza una opción razonable. En ese sentido, los creyentes construimos un espacio y un clima propicio o inadecuado para que se acoja el don de la fe.
Cuando nos desentendemos de la misión de ser testigos congruentes del mensaje que profesamos de palabra, generamos desconcierto y hasta escándalo, en quienes escrutan nuestra vivencia de fe.
La creciente disminución de las creencias y las prácticas religiosas también se puede explicar a partir de la doble moral, el pragmatismo y la incongruencia de no pocos cristianos, que apenas lo somos de nombre. "La verdad católica"
Sagrado Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo siembro cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo y reine la Paz en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López