Llamarme niña, ser tu afán ni siquiera lo soñé. De tu brazo pasear por las calles del edén y la lluvia, su cantar en el alma acaecer: ¿Qué me hizo a mí capaz para tanto merecer? Pudo ser, tal vez será una estrella que al nacer con un rayo muy fugaz hizo al alma estremecer y este amor, junto a tu paz, me ha sabido enternecer hasta el cielo iluminar; Luz del alba... y a tus pies un lucero vio brillar el principio del querer que ya no podré olvidar
amanecer.
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