Alabado sea
Jesucristo…
Todavía resuenan los ecos de la celebración de ayer: el
Bautismo de Jesús.
Solemos enterarnos de que se “bendicen” barcos, escuelas,
empresas, etc. Para eso se organiza un evento de importancia y asisten
personalidades, y no falta “el rito de una bendición” y la fiesta.
Juan, en cambio, bautizaba en el desierto. No ponía
nombres ni organizaba fiestas. “Promocionaba” su bautismo afirmando que es necesario
convertirse, cambiar de vida, empezar de nuevo. También Jesús se hace bautizar
como uno más, e inicia algo inédito: su misión. Dios ungió a Jesús de Nazaret
con el Espíritu Santo y lo llenó de poder. Así él pasó haciendo el bien.
Somos cristianos porque fuimos bautizados en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así comenzamos la nueva vida de hijos
de Dios. En cada bautizado se repite nuevamente el acontecimiento del Jordán:
el Padre sigue diciendo: “Este es mi hijo muy querido”. También sobre nosotros
ha descendido el Espíritu Santo: primero en el bautismo y luego en la
confirmación.
Somos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, miembros de
la gran familia de bautizados: La Iglesia.
"El Domingo"
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un
día más para adorarte y servirte. Hagamos como
decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti
solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte
y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo
cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas ó políticos de guante blanco, y reine la Paz, así como el Amor,
en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente,
el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro
López