AMOR. Te seguiré amando aunque esté muy lejos de tí, pues el amor que siento, es firme y verdadero, como hay rosas en abril.
AMOR. Te encontré en la distancia y estando tan lejos sentí, que eres mi pena y mi gloria, y mi alegría de vivir.
AMOR. Cuando tú llegates viniendo de lejos a mí, me pareció aquello un sueño de los de las noches y una mil.
AMOR. Te recuerdo en el momento que
te acercates a mí, te recibí con cariño y abrió el Cielo para mí, porque
una luz blanca anunció mi porvenir.
AMOR. Tu luz blanca y prodigiosa,
bajó de arriba hacia mí, esa era mi esperanza, para mi vida sin tí, me
quedaba poco tiempo para poderte servir.
AMOR. Hoy tengo un presentimiento
que no dejo de sentir y es que no te alejes nunca, porque no podré
sufrir, quedarme sin tu cariño, sería letal para mí.
AMOR. Hemos de subir juntitos por la
escalera sin fin, para llegar a un cielo limpio, como las nubes de
abril, color que tienen las vestiduras del mayor Pastor de allí.
AMOR. Quiero seguir el camino sin
tener que corregir, ni un ápice mi destino, que eso es solo para mí,
porque lo gané subiendo sobre las cimas sin fín.
AMOR. Hay que subir a la montaña,
aunando esfuerzos sin sentir, que no llegaremos nunca a la meta que nos
propusimos ir; venceremos si llegamos hasta las nubes de añil, porque
de allí esta muy cerca el mayor Pastor, con su Rebaño y Redil, donde
estaremos juntitos en aquél Edén sin fin. Autor: Casimiro López Cano