Alabado sea Jesucristo…
Ya
que muchas veces nos preocupamos tanto por pensar en el mañana, por lo
que puede llegar a ser, ¿por qué no pensamos mejor en el mañana eterno?
Porque el mañana tal vez no llegue nunca, y las cosas que nuestra
imaginación nos presenta sobre el futuro, bien pueden ser una astucia
del enemigo para entretenernos y hacernos olvidar el vivir bien el hoy,
el ahora. Pensemos mejor en el mañana eterno, que ese sí seguro llegará,
y que será de acuerdo a lo que hayamos hecho en el momento presente, en
el hoy de nuestro vivir cotidiano.
Muchas
veces dejamos pasar el tiempo tan inútilmente, sin recordar que las
obras que hacemos, hasta la más mínima acción, la simple palabra o el
gesto, tienen peso de eternidad, porque cada una de esas cosas nos
traerá mérito o demérito.
Hay
un dicho popular que dice: “El tiempo es oro”. Pero para el cristiano
debe trocarse en este otro: “El tiempo es gloria”. Porque efectivamente
cada segundo que pasa, si lo sabemos aprovechar bien, nos obtiene un
peso de gloria para el mañana del más allá.
Recordemos
que el momento que vivimos ahora, ya jamás volverá, y aprovechemos en
cada segundo cada cosa, incluso nuestros sufrimientos y contrariedades,
para ofrecerlos a Dios y hacer meritoria toda nuestra vida. www.santisimavirgen.com.a
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un
día más para adorarte y servirte. Hagamos como
decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti
solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte
y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo
cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas ó políticos de guante blanco, y reine la Paz, así como el Amor,
en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente,
el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro
López