Alabado sea Jesucristo…
Un soldado le dice a su Teniente:
-“Un amigo no ha regresado del campo de batalla Señor, solicito permiso para ir a buscarlo.”
-“Permiso negado”. -replico el oficial. –“No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.”
El soldado haciendo caso omiso de la prohibición salió, y una hora más tarde, regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso:
- “Ya le dije yo que había muerto!!!. Ahora he perdido a dos hombres, dígame, ¿valía la pena ir allá para traer un cadáver?”
Y el soldado moribundo respondió:
-“¡Claro que sí Señor!, Cuando lo encontré, todavía estaba vivo, y pudo decirme: ‘Amigo… Estaba seguro que vendrías…’ ”
Un amigo es aquel que llega, cuando todo el mundo se ha ido.
¡Buenos días!
Rara flor en el precipicio
Confiar en Dios es depositar toda nuestra fe en él. Dejarle el cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes que te ama más que tú mismo. Reposar en él “como un niño en brazos de su madre” (salmo 131). Y confiar sobre todo en las pruebas, cuando las cosas resultan incomprensibles.
Unos científicos exploraban un rincón desconocido de los Alpes, en busca de nuevas especies de flores. Un día notaron con sus binoculares una flor muy rara y bella, de gran valor para la ciencia. Pero la flor se hallaba en un profundo precipicio. Sólo sostenido de una cuerda se podía bajar por el despeñadero. Un muchacho curioso observaba la escena. Los científicos le propusieron pagarle bien si se dejaba bajar por el despeñadero, para cortar la flor que había en el fondo. El muchacho miró el peligroso precipicio, y luego dijo: “Regreso en un minuto”. Al poco rato volvió seguido de un hombre de pelo canoso, se acercó al botánico y le dijo: "Bajaré por el despeñadero, y les traeré la flor, si este hombre sostiene la cuerda. Es mi papá". Si alguna otra persona sostiene la cuerda, no me atreveré.
“No temas, yo estoy contigo”, es un maravilloso tema bíblico que puedes profundizar en el libro de Josué, capítulo 1, 1-10. Allí Dios una y otra vez repite al héroe, antes de su gesta guerrera en la tierra que mana leche y miel: “Sé valiente, no temas, porque yo estaré siempre contigo, adonde quiera que vayas”. Que estas palabras fortalezcan tu confianza.