Alabado sea
Jesucristo…
Cuentan que una vez le preguntaron a Mahatma Gandhi
cuáles eran los factores que destruyen al ser humano y les respondió así:
La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la
Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la
Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.
La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy
amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren,
si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras
sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el
mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón;
que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido.
La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me
devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la
vida tomará ante mí.
¡Buenos días!
La convivencia
Por un sabio plan
divino las personas somos distintas, tenemos diversas capacidades, diferentes
inclinaciones y gustos. Es una realidad y tienes que aceptarla buenamente, sin
dejarte alcanzar ni por la envidia del bien ajeno, ni por el orgullo de lo que
te ha tocado. Es señal de madurez la aceptación serena de ti mismo con tus
capacidades y carencias.
Bernini, famoso escultor, y Borromini, no
menos famoso arquitecto, eran dos personajes en Roma que no se llevaban bien.
Una vez, se le encargó a Bernini que hiciera una fuente en cierta plaza de la
ciudad, junto a la cual estaba la residencia de ambos. Entre otras esculturas
en esta fuente colocó la estatua de un hombre que se tapaba el rostro… para no
ver una casa proyectada por Borromini.
Fue sin duda una
broma cruel del escultor. El amor que pide Jesús debe llevarnos a evitar en la
convivencia las faltas de aceptación y las incomprensiones. El Señor nos quiere
ver bondadosos y pacíficos. No es fácil, pero lo podrás, si lo pides cada día:
“Señor, ayúdame a ser hoy comprensivo y paciente con todos”. Que pases un día
feliz de buena convivencia.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más
para adorarte y servirte. Hagamos como decía San
Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo
quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para
recogerla. Es la Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el
vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado
Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no
creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no
haya más guerras ni hambre en el Mundo y reine la Paz en
todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López