Alabado sea
Jesucristo…
¿Alguna vez te has levantado en la mañana como un
reflejo, sin saber por qué, o cuáles motivos tienes por vivir?
¿Alguna vez has dejado de lado tus sueños para vivir tan
solo el acelerado ritmo de hoy sin poder detenerte a pensar?
Tal vez hoy te levantaste, sin tiempo como siempre, sin
dar gracias al Creador, o encomendar tu día a Dios. Tal vez porque sientes que
no tienes motivos para vivir, más que el cumplir con tus obligaciones.
Existe una razón más allá del trabajo, la responsabilidad
o simple hecho de estar vivo. Cada minuto que pasa, es irrepetible, precioso,
único e incomparable.
Pasar por la vida sin vivir, es algo que a muchos les
sucede hoy.
Por eso, toma tu tiempo, mira el cielo, disfruta de las
aves, de tus amigos, hasta de los embotellamientos, disfruta de aquello que
incluso te saque de tus casillas, sabiendo que a fin de cuentas el motivo
principal por el que estás aquí... se llama Jesús.
¡Buenos días!
Aceptarse a sí mismo
Acéptate a ti
mismo incluso frente a los demás. No tengas miedo, no te dejes paralizar por
tus debilidades o carencias. Concéntrate, más bien en tus fortalezas. Acepta ser tú mismo ante los otros tal como
eres, con tus luces y sombras. Cada cual sabe dónde le aprieta el zapato. Lee
una graciosa anécdota: dos personas que se enfrentaron, cada una con su
fragilidad.
Lord George Byron (1788-1824), famoso poeta
inglés, era rengo. Su excesiva vanidad sufría horriblemente con ese defecto. La
más pequeña alusión a su renguera lo ponía colérico y mordaz. Cierto día la
duquesa de Devonshire, que era bizca, le preguntó: — ¿Cómo anda? Creyendo el
poeta que esta pregunta encerraba una burla a su defecto físico, respondióle
ásperamente: — ¡Como usted ve!
Recuerda que los
demás te necesitan tal como el Señor ha querido que fueras. No conviene que te
pongas una máscara o representes una comedia. Puedes decirte a ti mismo: “voy a
llevarles algo especial, pues nunca se encontraron ni se encontrarán con
alguien como yo; soy una persona única salida de las manos de Dios”. Dios te
valora, hazlo tú también.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más
para adorarte y servirte. Hagamos como decía San
Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo
quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para
recogerla. Es la Palabra de Dios. Alabado sea Jesucristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el
vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado
Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y no
creyenes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no
haya más guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas ni políticos de guante blanco y reine la Paz así como el amor, en
todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús está conmigo. Casimiro López