Alabado sea Jesucristo…
No
dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú
mismo. Cuando aprendas a considerar tu vida y cuanto hay en ella como el
milagro que es, comprenderás enseguida que quejarse es desperdiciar el
milagro que eres. Cada instante que pasas disgustado, desesperado,
angustiado, furioso o dolido a causa del comportamiento de otra persona
es un instante en el que renuncias al control sobre tu vida
Obsérvate
a ti mismo y a los demás en este mundo disparatado, y después decide
qué es mejor, pasear por ahí la rabia o desarrollar un sentido del humor
que te proporcionará a ti y al prójimo el más preciado de todos los
dones: la risa.
En
la vida todo es paradoja. Cuanto más desees la aprobación, más
contundente será la negativa de los demás a aprobarte; cuanto menos te
importe el que te aprueben o no, más aprobación conseguirás.
Cuando
alcanzas suficiente paz interior y te sientes realmente positivo, es
prácticamente imposible que otra persona te controle y te manipule. Si
eres feliz, si vives cada momento aprovechando al máximo sus
posibilidades, entonces eres una persona inteligente. Si crees
totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus
posibilidades.
En
verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes
que las preguntas. No necesitas admitir a nadie en tu vida a menos que
llegue cargado de afecto y armonía. El progreso y el desarrollo son
imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre ha hecho. No
dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú
mismo.
¡Vive! ¡Ama! ¡Se Feliz!
Wayne Dyer
¡Buenos días!
Ora… y verás
Alexis
Carrel, premio Nobel de Medicina, escribió acertadamente: “Un constante
y silencioso milagro acontece, a cada hora, en los corazones de hombres
y mujeres que han descubierto, con asombro, que la oración los
enriquece con una continua corriente de fortaleza que los sostiene en
sus vidas cotidianas”. Busca en la oración consuelo, fortaleza, alegría,
paz...
Cuando
estés triste, ora y verás cómo Dios te alivia y consuela. Cuando te
sientas confundido, ora y verás cómo todo se aclara. Cuando te veas solo
en la lucha, ora y experimentarás que Dios está a tu lado para
apoyarte. Cuando creas que todos los caminos se te cierran, ora y verás
cómo Dios te abre nuevas puertas. Cuando la vida se te llene de sombras,
ora y verás cómo Dios alumbrará tus pasos. Cuando sientas que tu
corazón está duro y reseco, ora y la gracia divina se derramará sobre ti
como una lluvia refrescante. En fin, ora a cada instante, a cada
minuto. Ora siempre.
Orar por
cualquier necesidad —grande o pequeña, espiritual o material— te ofrece
la ocasión de verificar la proximidad de Dios. Él quiere librarte de
tus angustias y ansiedades y se pone a tu alcance para cualquier
necesidad. De este modo entrarás en una relación afectuosa, verdadera y
concreta con Dios.