Alabado sea
Jesucristo…
El Papa. Papa Pablo VI decía que “la Iglesia existe para evangelizar”. Pero fue san Juan Pablo II
quien llamó por primera vez a una “Nueva
Evangelización” hace unos treinta años. Durante todo su pontificado, el
Santo Padre alentó a renovar esfuerzos por predicar el Evangelio de Jesucristo.
Y en la actualidad, el Papa Francisco, a través de Evangelii Gaudium y en muchas de sus catequesis cotidianas, nos
insiste en la necesidad de esta actitud de apertura de la Iglesia hacia el
mundo en la “Nueva Evangelización”.
¿Qué tiene de “nuevo” esta evangelización? En verdad no
es “nueva” en términos de su mensaje y contenido. La persona, la vida, muerte y
resurrección de Jesucristo, quien es “el mismo ayer, hoy y siempre” sigue
siendo el contenido de la “Nueva Evangelización”. Sin embargo, el testimonio de
Jesucristo que da la Iglesia debe adaptarse a la gente de nuestra época y
lugar.
Evangelizar es “ante
todo dar testimonio, de manera simple y directa, de Dios revelado en
Jesucristo, en el Espíritu Santo, dar testimonio de que en Su Hijo, Dios ha
amado al mundo, de que en Su Verbo Encarnado Él ha dado el ser a todas las
cosas, y nos ha llamado a la vida eterna” (Papa Pablo VI, Evangelii Nuntiandi). Tengamos presente que por la gracia del
bautismo, todo cristiano es llamado a dar testimonio, de palabra y acto, de la
verdad y la belleza de la fe en Jesucristo. Por lo tanto, todos somos
“evangelizadores”, apóstoles y misioneros de Jesús.
E invocamos la ayuda de la Santísima Virgen María, que es la estrella de la primera y de la nueva evangelización.
¡Buenos días!
El abad generoso
La generosidad es
una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí
mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la
práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y
comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.
En un monasterio había un abad generoso.
Jamás negaba hospitalidad a un mendigo, y daba en abundancia. Pero sucedía que
cuanto más daba, más prosperaba el monasterio. Al morir, fue reemplazado por un
abad mezquino. Un día, llegó un anciano que pidió alojarse. Recordaba que una
vez le habían dado hospedaje. El abad se lo negó, pues ya no podían darse ese
lujo. —Nuestra abadía no puede albergar a nadie, como cuando éramos prósperos.
Ya nadie hace ofrendas. —No me sorprende –dijo el anciano– creo que se debe a que echaron a dos hermanos
del monasterio. —Jamás hemos hecho eso –dijo serio el abad, —Sí, lo hicieron
–replicó el anciano– eran gemelos: uno se llamaba “Dad” y el otro “Se os dará”.
Como echaron a “Dad, “Se os dará” resolvió irse también.
El egoísmo
atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás.encuentra su
madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno,
si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los
demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque
la vida sin amor no vale nada.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un
día más para adorarte y servirte. Hagamos como
decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti
solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es
conocerte y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y
pocos son los obreros para recogerla. El Señor dijo:
Vengan a mí los que estan cansados y
agobiados, que yo los consolaré Mt 11.28. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se
propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y
suplico a todos los creyentes y no creyentes, que
pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más
guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas,
ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así como el Amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López
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