Alabado sea
Jesucristo…
Te invito a decir: Creo en el Espíritu de Dios que habita
a todos los seres.
Sí, cree en el Espíritu Santo de Dios que movió a Jesús. Él mora en lo más
adentro de ti, y tú moras en él. Aunque tú no aciertes a acogerle, él siempre
te acoge, te comprende, y te cobija dulcemente, como una madre.
Cree en el Espíritu de Dios que es el alma de Jesús, el
alma de cada comunidad cristiana, el alma del mundo, el alma de nuestra alma,
el alma de cada criatura.
Cree en el Espíritu de Dios que sigue creando el mundo
hasta hacerlo templo de Dios.
¡Siéntete acompañado/a por el Espíritu consolador de
Dios! José Arregi
¡Buenos días!
El gato blanco
Intercambiar experiencias
entre personas curtidas por la vida, es enriquecedor. Se aprende mucho sin
necesidad de sufrirlo en la propia piel. Los clásicos decían, “de lo sucedido a
uno sólo, aprendan todos”. Son consejos que siempre tienes que confrontarlos
con tus propios conocimientos y aplicarlos con prudencia. Una fábula demuestra
el valor de un consejo.
Cuando una familia se mudó de casa se olvidó
de llevarse al hermoso gato blanco que tenía. Éste intentó sobrevivir como
hacen los gatos pobres que cazan ratones y pájaros. Pero, nunca podía agarrar
nada, a pesar de que no era de los más torpes. Un gato gris que lo observaba
descubrió el secreto de su mala suerte y le aconsejó rebajar un poco el brillo
de su traje, revolcándose en el polvo, ya que por su pelaje blanco, los ratones
y pájaros de lejos lo veían venir y se escondían o escapaban. “Por eso, dijo,
no cazas nada”. Así lo hizo y pudo vivir
bien.
Ayudar a los que
se encuentran en dificultades es un aspecto práctico de la fraternidad humana.
De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y
alegría, tu auténtica realización. Mira, pues, a tu alrededor: cuántos hoy
necesitan de tu consejo, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu
compañía.
Padre Natalio