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A Tus Años Y A Los Míos
Nos dicen que a tus años y a mis años ya no tenemos
edad para amarnos.
Que nos espera por todo hogar las cuatro paredes de un asilo,
única ventana la luz de un televisor, como única emoción
las partidas
de cartas, como única compañía comoel calor
de un animal y como única
esperanza esperar un nuevo día.
Mis manos todavía pueden acariciar,
y mis labios se mueren por volver a besar los tuyos.
Mis pies aún recuerdan los viejos pasos de baile,
y mis brazos todavía pueden estrecharte con fuerza,
para cálidamente protegerte, otra vez, de cualquier viento.
Ni tus sentimientos ni los míos tienen arrugas,
están limpios, claros a la luz de nuestros ojos.
Tu cuerpo y el mío hace mucho que dejaron de ser niños
; pero tienes los ojos azules de niña traviesa,
y mi alma corre todas las tardes a la playa resistiéndose
día a día a madurar,
para poder volver a jugar entre las peñas, e ir a robar
para ti manzanas de los huertos prohibidos.
Pero no recuerdes, no quiero recordar el pasado,
ni el bueno, ni el malo.
Quiero vivir el ahora, el ya, contigo abrazados.
Vivir nuevas emociones, inventar nuevos besos,
recorrer nuevos senderos.
Antes de volver a encontrarte vagaba como un
minero sin luz,
entre frías galerías de infinita oscuridad azul,
excavando cada día,
con mis manos, una nueva razón para vivir.
Pero ahora tú eres mi faro, mi razón única, mi esencia.
Quiero volver a pasear mis dedos por tu melena,
a que vuelvas a sonreír con mis tonterías, a tomar
un helado compartido,
a acariciarnos en la oscuridad y abrazarnos hasta
el amanecer.
No me hables de los años pasados y perdidos, el único
tiempo para mi baldío es el que pasa sin estar a tu lado,
sin poder decirte que te quiero, sin querer amarte, sin amar
hasta querer morir en tus brazos,
sin morir por tu querer, sin querer que me ames como
yo te quiero, y te amo, y muero.
Y sé que me quieres; porque la luz de tus ojos es la
misma de siempre y tus ojos nunca han mentido.
El tiempo ha pasado y nuestras vidas han corrido
y tropezado muchas veces.
Maldigo a la parca que ha jugado con los hilos de nuestro
destino.
Pero ahora volvemos a unirnos, no en nuestra hora final,
sino en una nueva hora primera.
Que digan lo que digan nuestros hijos y nietos,
que puede que lleven nuestra sangre;
pero no nuestros sentimientos.
Que a tus años y a los míos
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