TU FRUTA COMIDA
Como fiera domada mordisqueo cariñoso las soñadas esferas sedosas de sus nalgas bañando de cosquillas su anillo de cuero tierno.
Rozan los caminos de su cintura mi voz callada despacio como caen las hojas en otoño liándome en el redondo perfecto de su ombligo.
Salto como el río precipitado en una cascada al remanso de su seno tocando sus dulces pechos
con tacto de ciego beso las areolas rosadas.
Hambriento de pecado muerdo sus cimas de rubí maravillosa contradicción coronada de luz de ocaso escuchando una canción de jadeos melodiosos.
Como un delicado ojo de huracán apasionado absorbo los cilindros fantásticos de sus pezones rogando a su corazón que galope desbocado,
Soy pez mojado navegando las olas de sus costillas hasta la marejada de su vello púbico alborotado para luego vagar por sus largas playas de piernas.
Retorno al rincón cercano que nombra su vientre como una brisa fresca descoloco su pradera trayendo fina lluvia a la frontera de su valle sagrado.
Me embriaga el olor de la flor inventada por Eva siento el gentil nácar mojado de tiempo de sexo su calor es como el de rayos de sol en invierno.
Saboreo el néctar que mana de su centro de vida quiero acariciar su alma más allá de los sentidos respirando fuego y emoción rodeados de latidos.
Mi lengua hace mío por un rato su fruto prohibido lo chupa despacio como si fuera el último caramelo cabalgando las ondas de la reina de las amazonas.
Se desliza como una enorme serpiente lasciva que no dejara de moverse hasta oir vibrar
su voz de victoria por llegar al final del cielo.
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