Allí, en la orilla del río, me dijiste: "Vente conmigo"
¿Qué quieres ahora cariño mío?
Tumbados los dos en la hierba me indicaste:
"Hazme lo que quieras"
¡Oh, amor! Hoy serás mi reina.
Acariciaba tu piel con una espiga
¡Ay..., preciosa! ¡Cómo te reías!
¿Te gustan las cosquillitas?
Seguimos jugando a éste juego de locos,
pero lo que más me tienta es tu boca
¿Crees que eso no me provoca?
La espiga que risa te incitaba... tiré,
porque quise probar tu piel.
¿A cómo sabe ésta vez, a mora o a miel?
Con mi lengua probaba tu anatomía,
mientras que tus vellos de punta se ponían.
¿Qué quieres que te haga ahora, Reina mía?
Tus ojos relucientes me miraban,
tus pezones erguidos me apuntaban.
Mi niña ¿no es lo que esperabas?
Entonces fué cuando tus piernas abriste,
y mirándome fijamente me dijiste:
"Sé que no podrás resistirte"
Mi lengua dentro de tu tesoro metí, y tú sólo dijiste "¡Ayy!"
¡Que buen manjar tienes aquí!
Largo y gozoso fué ésa comida,
y tus leves gemidos fué la señal de tu corrida.
¡Es curioso, después te quedaste dormida!
Después de éste momento lindo,
te acaricié y te besé con mimo.
Y yo te pregunté: "Cielo"
¿cuándo dejarás de llamarme amigo?
Los juegos de amor aún no habían acabado…
Johan